lunes, 1 de marzo de 2010

Objetivos comunes, ejército común


La semana pasada la Ministra de Defensa, Carme Chacón, propuso en una cumbre informal de ministros de defensa europeos la creación de un ejército europeo.
La cuestión tiene más miga de la que puede parecer. En primer lugar toma como punto de partida que los objetivos de defensa de los estados europeos debe ser común. Para darse cuenta de la importancia de este elemento basta recordar que la IIª Guerra Mundial enfrentó precisamente a las principales potencias europeas. La consagración de unas fuerzas armadas europeas haría cada vez más complicado que las potencias europeas marcaran objetivos de su política de defensa claramente contrapuestos puesto que compartían los mismos instrumentos.
Por otro lado, existe un argumento a favor del ejercito europeo que, no por evidente, debe ser obviado. Un ejército en el que participan 27 países tiene mayor capacidad operativa que el que puedan tener las fuerzas armadas de cualquiera de los Estados de la Unión.
Asimismo, el gasto militar sería más eficiente y, por tanto, podría reducirse el gasto en defensa por ciudadano sin disminuir la seguridad, puesto que no sería necesario duplicar estructuras en cada Estado.
También hay que pensar que la colaboración en tecnología de defensa posibilitaría mayores avances en este campo, como ya han demostrados los proyectos actuales como el Eurofighter y el Eurocopter a través de la colaboración dentro del consorcio europeo EADS.
Pero sobre todo, hay una razón definitiva a favor de un ejército único europeo y éste es que posibilitaría la existencia de un ejército equiparable en su capacidad de acción al de los Estados Unidos de América pero sometido a los valores de la Unión.
Un ejército común para alcanzar los valores y objetivos comunes de la Unión: respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos.

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